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quinta-feira, 27 de novembro de 2014

Parentesco genético entre los osos cavernarios de Cova Eirós (Galicia) y la cueva de Chauvet (Francia)



Ursus spelaeus (Museo de Quiroga). Foto Alberto López - La Voz de Galicia
Las investigaciones sobre la fauna cuaternaria de las sierras orientales gallegas que lleva a cabo el instituto de geología de la universidad de A Coruña han puesto de relieve la existencia de un vínculo genético entre las poblaciones de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) de Galicia y Francia. Más concretamente, entre los osos que vivieron en determinadas épocas del Pleistoceno en Cova Eirós (Triacastela, provincia de Lugo) y en la cueva de Chauvet (departamento de Ardèche). El análisis del ADN fósil ha probado que estos animales pertenecían a un mismo linaje genético a pesar de haber vivido en áreas geográficas muy distantes.

Mandíbulas de Ursus spelaeus halladas en cuevas de Galicia
 Este parentesco genético se ha detectado en fósiles de oso de las cavernas encontrados en el yacimiento de Cova Eirós -que, según las dataciones por radiocarbono, tienen una antigüedad de entre 28.000 y 31.000 años- y otros restos de similar cronología que fueron hallados en la gruta francesa.
 Los osos de Cova Eirós muestran una similtud genética mucho mayor con los de Chauvet que con otros osos descubiertos en lugares próximos de las montañas gallegas, como los de las cuevas de Ceza y Liñares (en las sierras de O Courel y Ancares), cuya antigüedad oscila entre 38.000 y 48.000 años. Por ahora, sin embargo, no se puede profundizar mucho en este estudio comparativo, ya que en la cueva de Chauvet, donde las condiciones de acceso son muy restringidas, solo se ha podido extraer y analizar un número muy reducido de muestras de fósiles.

Distribucion geográfica del oso de las cavernas
Los investigadores creen que el vínculo genético entre los osos  de Cova Eirós y Chauvet indica la existencia de movimientos migratorios de esta especie entre el norte de la Península Ibérica y otras regiones de Europa. Los osos cavernarios probablemente se desplazaron desde el sur de Francia hasta Galicia a lo largo de la franja costera del mar Cantábrico, siguiendo una ruta que ya se ha constatado en otras especies. Estas migraciones parecen haber sido habituales en los periodos más fríos de la última glaciación, cuando vastas zonas del continente quedaron cubiertas por el hielo, lo que obligaría a los animales de muchas especies a desplazarse hacia el sur en busca de territorios más aptos para la supervivencia.

Reconstrucción del Ursus spelaeus por Sergio de la Rosa
En el yacimiento de Cova Eirós se han encontrado también restos fósiles de otras especies, como el león de las cavernas, el oso pardo, el rinoceronte o el lince, ademas de ciervos, rebecos y bóvidos. El lugar se ha hecho especialmente conocido en los últimos años por los importantes hallazgos arqueológicos realizados dentro del proyecto Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno de la cuenca media del Miño. La cueva de Chauvet es uno de los yacimientos del Paleolítico más importantes de Europa, debido sobre todo al hecho de contener uno de los conjuntos de pinturas rupestres más antiguos del mundo, y se ha popularizado recientemente gracias a la película de Werner Herzog La cueva de los sueños olvidados.


 

quarta-feira, 26 de novembro de 2014

Tercer aniversario del único museo de geología y paleontología de Galicia



Representación de la historia geológica de Galicia en el museo de Quiroga



El 2 de diciembre de 2014 se cumple el tercer aniversario de la apertura del museo de geología y paleontología de Quiroga, que era entonces  –y lo sigue siendo hoy– el único de su género en Galicia. El centro fue creado por iniciativa del ayuntamiento de Quiroga con el asesoramiento científico del instituto geológico Isidro Parga Pondal, perteneciente a la Universidad de A Coruña. 







  
Colección de minerales del museo (Foto: Alberto López)
Una buena parte del museo está dedicada a la divulgación del patrimonio geológico de la Sierra de O Courel, que comprende una de las formaciones más singulares de la Península Ibérica –el sinclinal de Campodola-Leixazós–, numerosas cuevas kársticas y huellas de los glaciares que existieron en la zona durante la última Edad de Hielo. En esta parte del museo se exhibe una amplia colección de minerales propios de la Sierra de O Courel, el valle de Quiroga y las áreas limítrofes. 




Réplica de un esqueleto de Ursus spelaeus (Foto: Alberto López)
Otra sección, centrada en la historia paleontológica de la zona, alberga una réplica a tamaño natural de un esqueleto de oso de las cavernas (Ursus spelaeus) construida a partir de huesos reales de diferentes ejemplares fósiles. Es la única reproducción completa de una osamenta de esta especie extinta que existe en Galicia y una de las pocas que se pueden ver en todo el Estado español. El museo también cuenta con una sección dedicada a la historia de la evolución humana en el noroeste ibérico y tiene previsto mostrar una colección de industrias del Paleolítico Inferior que fueron descubiertas en la zona en tiempos recientes. Otra área del museo cuenta la larga historia de la actividad minera en la zona, donde en diversas épocas se han explotado minas y canteras de oro, hierro, antimonio y pizarra.
     
     El museo sirve por otro lado como punto de partida para visitar los principales parajes de interés geológico de la zona, como el sinclinal de Campodola –situado a nueve kilómetros– y la laguna glaciar de Lucenza.

segunda-feira, 17 de junho de 2013

El primer mamut descubierto en Galicia (1961)

Molar del mamut de Buxán (Foto: Xoán A. Soler - La Voz de Galicia)
En 1961 se descubrieron en una cantera del municipio de O Incio (provincia de Lugo) los primeros restos fósiles de mamut encontrados en Galicia. El hallazgo se produjo de manera fortuita en la localidad de Buxán, durante las tareas de extracción de piedra caliza para una fábrica de cemento de la antigua empresa Cementos del Noroeste, hoy perteneciente a la multinacional portuguesa Cimpor. Los restos aparecieron mezclados con arcilla en el interior de una grieta rocosa. El jefe de cantera Ramón Pedreño se dio cuenta de que debían de pertenecer a alguna especie extinguida de gran tamaño y comunicó el descubrimiento al geólogo Isidro Parga Pondal, accionista de la empresa cementera. Al examinar las piezas, el cientifico constató que se trataba de un conjunto de dientes y fragmentos de hueso de un mamut.

Mammuthus primigenius - Ilustración de Mauricio Antón
Los restos fósiles encontrados en la cantera de Buxán consisten en un molar inferior derecho casi entero de 19,5 centímetros de longitud y 14 de anchura, y un trozo de molar
inferior izquierdo, de 8 centímetros de largo y 18 de anchura. En el lugar también se hallaron dos vértebras fragmentadas, un pedazo de un hueso largo y pequeños trozos de hueso no identificados. En el estudio de estas piezas participó el paleontólogo Emiliano Aguirre, quien años más tarde sería el primer director de las excavaciones del célebre yacimiento paleolítico de Atapuerca. Los investigadores concluyeron que los restos pertenecían a un mamut lanudo (Mammuthus primigenius). Desde entonces no se han descubierto otros vestigios de esta especie en Galicia. El fósil de Buxán sigue siendo el animal de mayor tamaño, de cualquier época, encontrado en el noroeste de la Península Ibérica.

Woolly mammoth: Secrets from the Ice (Documental de la BBC - 2012)
 Los restos del mamut de Buxán se conservan en el Museo de Historia Natural Luis Iglesias, perteneciente a la Universidad de Santiago de Compostela. Su antigüedad exacta se desconoce, ya que hasta ahora no se ha realizado con ellos una datación radiométrica. Pero cabe suponer que data de uno de los periodos más fríos del Pleistoceno. Un estudio publicado por los paleontólogos Diego Álvarez-Lao y Nuria García en la revista Quaternary Science Reviews explica que la presencia de especies como el mamut lanudo, el rinoceronte lanudo y el reno en la Península Ibérica no fue constante, sino que se registra solo en los episodios de frío más intenso de la Edad de Hielo. En esos periodos, los animales adaptados al clima glacial se habrian visto obligados a migrar hacia el sur para sobrevivir, puesto que los mantos de hielo que cubrieron por entonces extensas regiones del centro y del norte de Europa les impedían encontrar pastos. En el sur del continente convivieron con especies como el ciervo, el corzo y el jabalí, más propias de los climas templados.


terça-feira, 14 de maio de 2013

Cueva de Valdavara (Becerreá, Galicia) : primer registro fósil de Chioglossa lusitanica, una salamandra endémica del noroeste ibérico

Dibujo de la Chioglossa lusitanica publicado en la primera descripción científica de la especie (Barbosa du Bocage, 1864)
 
   La cueva de Valdavara, en el municipio de Becerreá (en el este de la provincia de Lugo), se ha convertido en los últimos años en uno de los principales referentes para el estudio de la prehistoria en Galicia. La existencia de un yacimiento arqueológico en esta pequeña gruta cárstica, situada a seiscientos metros de altura sobre el nivel del mar,  ya fue descubierta a finales de la década de 1950 por el investigador aficionado Carmelo Alonso. Sin embargo, las excavaciones sistemáticas no empezaron hasta el año 2007, dentro del proyecto Ocupaciones humanas durante el Pleistoceno en la cuenca media del Miño, en el que colaboran científicos de las universidades de Santiago y Tarragona. Desde entonces se han hallado en la cueva abundantes rastros de poblamientos humanos del Paleolítico Superior, el Mesolítico, el Neolítico y la Edad del Bronce

Ch. lusitanica - Foto Gustavo Rivas (La Voz de Galicia)
Pero el yacimiento contiene también uno de los más importantes depósitos  de fósiles de microvertebrados del territorio gallego, en el que se han podido identificar decenas de especies de anfibios, reptiles, insectívoros, quirópteros y roedores. Dado que la fauna de pequeño tamaño es especialmente sensible a los cambios climáticos,  este depósito fosilífero ofrece un gran interés para el estudio de las transformaciones del clima y del medio ambiente en el tránsito del Pleistoceno al Holoceno en el noroeste de la Península Ibérica. El yacimiento posee un particular valor, porque en Galicia es muy poco común encontrar fósiles de cualquier época. La naturaleza ácida del suelo de la mayor parte de su territorio (debida a la abundante presencia del granito) no permite la conservación de restos biológicos antiguos. Esto solo es posible en algunas áreas de roca caliza, como las montañas en las que se encuentra la cueva de Valdavara.
   Entre los hallazgos realizados en este yacimiento figura el de los primeros restos fósiles conocidos de la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica), un anfibio urodelo endémico cuya área de distribución se limita al norte de Portugal, Galicia, Asturias y el extremo occidental de Cantabria. La especie fue descrita por primera vez en 1864 por el zoólogo portugués José Vicente Barbosa du Bocage. Los restos fósiles aparecieron en un nivel arqueológico al que las dataciones radiométricas con el método del carbono-14 han asignado una antigüedad de en torno a 4.500 años.
    La salamandra rabilarga, conocida en gallego como saramaganta o píntega rabilonga, es el único representante vivo del género Chioglossa, al que también pertenece la especie extinta Chioglossa meini, de la que han encontrado fósiles en Francia, Alemania, Suiza, Austria y la República Checa. La presencia de este anfibio, muy sensible a la contaminación, es un importante indicador de la calidad ambiental de las aguas. El hallazgo ayudará a reconstruir la historia de la propagación de esta singular especie por el territorio que ocupa en la actualidad y a conocer mejor la evolución del clima en la zona. Los investigadores creen que durante la última glaciación la Chioglossa lusitanica sobrevivió en áreas de refugio en torno a los ríos Duero y Mondego, en Portugal, y que se fue expandiendo hacia el norte a medida que el clima se volvía más benigno.


Excavación en Valdavara - Foto Alberto López (La Voz de Galicia)
 El análisis de los microvertebrados fósiles de este yacimiento fue divulgado en un artículo publicado en la revista Geobios. El autor principal de este trabajo, Juan Manuel López-García, (perteneciente al Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social), señala que el estudio permitió observar un incremento en  la diversidad de los taxones de microvertebrados en la Prehistoria reciente (hace unos 4.500 años) en relación con el Magdaleniense (hace entre 13.000 y 15.000). En opinión del investigador, esta circunstancia está probablemente relacionada con una mayor expansión de la vegetación y una mejora general de las condiciones climáticas. En la Prehistoria reciente aparecen en la región especies como la musaraña gris (Crocidura russula) y el topillo rojo (Myodes glareolus), que estuvieron ausentes durante el Magdaleniense, lo que posiblemente se debe a la mejoría climática que se produjo a comienzos del Holoceno, hace unos 11.700 años. En el yacimiento se encontraron también los primeros registros fósiles del sapillo pintojo ibérico (Discoglossus galganoi) y del eslizón tridáctilo ibérico (Chalcides striatus). Además, se ha podido documentar por primera vez en el noroeste de la península la antigua presencia del topillo de Cabrera (Microtus  cabrerae) y del ratón espiguero (Micromys minutus), hoy ausentes de esta área geográfica.


segunda-feira, 29 de abril de 2013

Fósiles de la Era Paleozoica en las ruinas del castillo de Carbedo (Sierra del Courel, Galicia)

Ruinas del castillo de Carbedo (Foto Roi Fernández)
Las ruinas del legendario castillo de Carbedo son desde siempre uno de los parajes más emblemáticos y populares de la Sierra del Courel, en el límite oriental de Galicia. Mucho menos conocido es el hecho de que al pie de la vieja fortaleza —construida en un momento impreciso de la Baja Edad Media— se conservan testimonios de épocas incomparablemente más antiguas. Las rocas en las que se asienta el castillo contienen fósiles de pequeños animales que vivieron en el Cámbrico Inferior, hace entre 530 y 515 millones de años. 
  
Rastros de arqueociatos junto a una antigua moneda de 100 pesetas
  El descubrimiento de estos fósiles no es nuevo, pero es prácticamente desconocido fuera de los círculos científicos. El yacimiento fue dado a conocer en un estudio de los geólogos Thilo Bechstädt y A. Russo publicado en la Revista de la Sociedad Geológica de España en 1994. El castillo de Carbedo es mencionado erróneamente en este estudio como Carredo. No es este el único lugar de la sierra donde los investigadores encontraron rastros biológicos de esa etapa del Paleozoico. El trabajo de Bechstädt y Russo presenta los resultados de una investigación realizada en la zona situada entre las localidades de Visuña y Pedrafita do Courel, donde aflora la llamada Formación Vegadeo, un vasto conjunto de rocas calizas y dolomíticas que fue identificado por primera vez por el geólogo francés Charles Barrois en el siglo XIX. Los autores del estudio también encontraron fósiles del mismo tipo cerca de los pueblos de Moreda y Visuña.

Algunos tipos de arqueociatos (Wikimedia Commons)
Los fósiles hallados en estos lugares no son muy reconocibles a simpe vista, ya que no poseen conchas, pinzas u otras estructuras que permitan distinguirlos con facilidad. Una parte de ellos son arqueociatos, unos pequeños animales de forma cónica o cilindro-cónica y de varios centímetros de longitud que algunos científicos incluyen en la familia de los poríferos o esponjas, mientras que para otros constituían un grupo separado. Estas criaturas estaban presentes en gran parte del planeta y sus fósiles se han podido localizar en todos los continentes. Pese a esta propagación, ya estaban extinguidos en el Cámbrico Medio, entre diez y quince millones de años después de haber aparecido.
    Los demás fósiles del yacimiento pertenecen al grupo de los calcimicrobios, unos organismos microscópicos que se asociaban en grandes colonias, formando los arrecifes coralinos más antiguos que se conocen. Al igual que ocurre en la Sierra del Courel, los arqueociatos y los calcimicrobios aparecen normalmente asociados en los yacimientos de fósiles de esa época. Todo indica que estos organismos vivían en plataformas de aguas someras —charcas o lagunas— situadas en los bordes continentales. Los arqueociatos son de especial interés para los científicos porque experimentaron importantes transformaciones evolutivas —lo que ayuda a reconocer las diferentes etapas bioclimáticas que se sucedieron durante ese periodo geológico— y sus fósiles son muy útiles para determinar dónde se encontraban los límites de los antiguos continentes y mares. Su presencia en el castillo de Carbedo indica que aunque este lugar se halla ahora a 930 metros de altura sobre el nivel del mar, las rocas en las que se levanta se formaron a orillas del océano. Durante el Cámbrico Inferior, gran parte de las tierras emergidas se agrupaban en el supercontinente Gondwana. Lo que es ahora la Sierra del Courel se encontraba en el límite norte de esta antigua masa continental.
   
Sinclinal del Courel (Foto Alberto López)
 Los fósiles de Carbedo pertenecen a una época mucho más antigua que la que vio nacer el monumento geológico más conocido y espectacular de la Sierra del Courel, el gran sinclinal de Campodola-Leixazós. Esta estructura se configuró durante el Carbonífero, entre hace 324 y 305 millones de años. Las cuarcitas y pizarras que lo conforman datan del Ordovícico (488-468 millones de años). En las primeras etapas del Cámbrico, el periodo que precedió al Ordovícico, se produjo lo que se conoce como gran explosión biológica, es decir, la rápida aparición —en términos de tiempo geológico— de una enorme cantidad de organismos multicelulares complejos. Todavía no se ha encontrado una explicación unitaria a esta multiplicación de especies, que cambió la historia de la evolución.


sábado, 30 de março de 2013

Sinclinal de la sierra del Courel, un monumento geológico de 305 milllones de años en Galicia


El sinclinal visto desde la carretera Quiroga-Folgoso (Foto Alberto López)
La sierra del Courel, uno de los espacios naturales más importantes de Galicia (aunque con graves problemas de conservación), posee un patrimonio geológico de excepcional interés. En este territorio montañoso de poco más de 21.000 hectáreas de extensión, situado en las sierras orientales de Galicia, se concentra la tercera parte de los parajes gallegos incluidos en la lista Global Geosites, un inventario de lugares geológicos de relevancia mundial elaborado por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas. Dentro de este patrimonio ocupa un lugar destacado el sinclinal del Courel, también llamado sinclinal de Campodola-Leixazós.

La sierra del Courel en el mapa de Domingo Fontán (1845)
  El sinclinal del Courel figura entre los grandes monumentos geológicos de la Península Ibérica, pero no fue reconocido como tal hasta tiempos recientes. En 1983, el Instituto Geológico y Minero de España promovió su clasificación como punto de interés geológico internacional y en mayo de 2012  la Xunta de Galicia lo declaró monumento natural. Constituye un ejemplo típico de lo que se conoce como sinclinal tumbado o inclinado, un plegamiento cuya parte cóncava estuvo inicialmente orientada hacia arriba pero que por efecto de las fuerzas tectónicas se fue inclinando hasta adoptar una posición más o menos horizontal.   

Vista del pliegue en el mirador de Campodola (Foto Alberto López)
 La estructura geológica aflora entre los kilómetros 7 y 28 de la carretera LU-651, desde el norte de la villa de Quiroga hasta la aldea de Ferreirós de Abaixo, en el municipio de Folgoso do Courel. La sección más espectacular del plegamiento se encuentra a la altura del kilómetro 9 de esta carretera, en el valle del río Ferreiriño (en territorio del municipio de Quiroga), dominando las aldeas de Campodola y Leixazós. En ese lugar se halla la charnela, el punto de máxima curvatura del pliegue. Los flancos o mitades paralelas de la estructura se extienden hacia el norte a lo largo de entre diez y doce kilómetros. La erosión cortó longitudinalmente el cordal montañoso en esta zona y dejó al descubierto la estructura interna del sinclinal, que puede distinguirse aquí con una precisión poco común.
 
Sinclinal del Courel y anticlinal del Piornal (Universidad de Oviedo)
 Por encima de esta formación existió otro plegamiento de similar tamaño, orientado en dirección inversa: el anticlinal del Piornal, cuyo flanco superior fue arrasado casi completamente por la erosión, pero del que quedan huellas al sur de este paraje, en la comarca de Valdeorras. En realidad, el sinclinal del Courel es solo la porción  más visible de una gran estructura de más de cien kilómetros de longitud que se extiende hasta más al este del Alto del Morredero, en los Montes Aquilanos (en la provincia de León, fuera de Galicia).
   
Historia geológica de Galicia (Museo de Geología de Quiroga)
 Una larga investigación realizada en tiempos recientes por geólogos y matemáticos del grupo de análisis de pliegues de la Universidad de Oviedo indica que el sinclinal se formó en el período Carbonífero, hace entre 324 y 305 millones de años. Este proceso se desarrolló durante la primera fase de la orogenia varisca o hercínica y desde entonces el sinclinal ha permanecido prácticamente inalterado en la misma posición en la que se encuentra hoy. Los movimientos de la corteza terrestre que originaron el gran pliegue están asociados a la colisión entre dos antiguas masas continentales, Gondwana y Laurusia (o Euramérica), que acabarían uniéndose para formar el supercontinente Pangea. Fue en esa época cuando emergió del océano el Macizo Hespérico, la parte más antigua de la Península Ibérica. Por ello, el geólogo Juan Ramón Vidal Romaní ha propuesto que el sinclinal sea considerado como un testimonio genuino del nacimiento de Galicia.
 
Estratos rocosos del sinclinal (Foto Alberto López)
   Las diferentes capas de roca que constituyen el pliegue en su parte más visible (pizarra y cuarcita, más concretamente cuarcita armoricana) se formaron en épocas más remotas, en distintas fases del  Ordovícico. Las cuarcitas datan del Ordovícico Inferior (488-478 millones de años) y las pizarras, del Ordovícico Medio (471-468 millones de años). La gran dureza de las cuarcitas no impidió que las fuerzas tectónicas comprimiesen y doblasen los estratos como si fuesen tabletas de plastilina.


Formación de pliegues
 La enorme presión que sufrieron las masas rocosas en ese lento proceso hizo que se calentasen a más de 300 grados centígrados, con lo que adquirieron una considerable elasticidad. Las rocas que forman la zona norte del plegamiento pertenecen a otros períodos geológicos más recientes: el Silúrico (443-416 millones de años) y el Devónico (416-359 millones de años). Estudios realizados por el geólogo José Ramón Martínez Catalán y otros investigadores sugieren que la formación de estos pliegues fue condicionada por la existencia de fallas que estuvieron activas en la zona durante el Ordovícico.

Conodonto del periodo Silúrico hallado en el sinclinal
Las rocas que conforman el sinclinal, por otro lado, encierran rastros biológicos del Paleozoico. Hace algunos años, el geólogo y paleontólogo Juan Carlos Gutiérrez-Marco localizó en la zona fósiles de conodontos y otras especies animales del Silúrico, algunas de ellas no identificadas hasta entonces. Se trata obviamente de fauna marina, la única existente en esa era geológica, cuando los terrenos que hoy constituyen las montañas del este de Galicia formaban parte de la plataforma continental de Gondwana, en el hemisferio sur.

Croquis del sinclinal (margen derecha del río Ferreiriño) realizado por Matte
Los primeros científicos que describieron esta formación fueron el alemán Wynfrith Riemer y el francés Philippe Matte, quien fue asesorado y apoyado en su investigación por el geólogo gallego Isidro Parga Pondal. Matte incluyó dibujos del sinclinal en un estudio publicado en 1968 y comparó esta estructura con los pliegues tumbados de los Alpes Peninos, en el sudoeste de Suiza. Formaciones de este tipo pueden verse también en los Pirineos y en otras partes del mundo, pero muy raramente presentan un tamaño comparable al del sinclinal del Courel a la vez que se distinguen con tanta nitidez.

Área declarada monumento natural



El área declarada monumento natural, de unas noventa hectáreas de extensión, se sitúa en la margen izquierda del río Ferreiriño, en una zona conocida como Penas das Franzas y Pena Falcoeira. Pero la formación geológica también se percibe en la margen izquierda del valle fluvial, en el monte llamado Penas dos Conventos (o también Os Recoxois), por el que discurre la carretera de Quiroga a Folgoso do Courel. El hecho de que la zona de protección no se haya extendido a esta parte del pliegue (que no es visible desde la carretera) ha dado lugar a protestas públicas.




Mirador geológico de Campodola (Foto Alberto López)

Mirador
Para facilitar la observación del sinclinal y promoverlo como atractivo turístico y como recurso educativo, el Ayuntamiento de Quiroga construyó en 2004 un mirador a la altura del kilómetro 9,5 de la carretera LU-651, cerca de un desvío que lleva al pueblo de Campodola. Es el primer mirador de Galicia construido expresamente para contemplar un monumento geológico y permite observar el plegamiento en una vista panorámica de más de dos kilómetros de extensión. Las rocas de tonos más claros son cuarcitas. Los estratos más oscuros y cubiertos de vegetación están formados por areniscas y pizarras. El mirador fue construido con areniscas y cuarcitas del periodo Cámbrico

Museo geológico
El museo municipal de geología y paleontología de Quiroga, inaugurado en 2011, dedica una de sus secciones al sinclinal de Campodola. Otras salas del museo se dedican a las huellas geológicas de la última glaciación, a la fauna del Cuaternario, a los poblamientos paleolíticos y a la actividad minera desarrollada en este territorio desde los tiempos del Imperio Romano.

Ruta de senderismo
Una ruta pedestre que une las aldeas de Leixazós, Campodola y Campos de Vila pasa al pie de la parte más espectacular del plegamiento.