El castro domina el Cabo do Mundo, un meandro del río Miño (Foto C. Rueda) |
En agosto de 2013 empezó la primera campaña de excavaciones
arqueológicas en el castro de Arxeriz, un poblado protohistórico situado en el
municipio de O Saviñao, en la provincia gallega de Lugo. El castro se halla en
un terreno perteneciente al Ecomuseo de Arxeriz, creado y gestionado por la Fundación
Xosé Soto de Fión, una entidad privada cuyo objetivo es estudiar, conservar y
difundir el patrimonio etnográfico, histórico y arqueológico de la Ribeira Sacra.
El antiguo asentamiento fue construido sobre un promontorio situado en el borde
superior del valle del río Miño, a una altura de cerca de quinientos metros
sobre el nivel del mar.
Restos de construcciones del castro (Foto Carlos Rueda) |
En las dos campañas arqueológicas realizadas ahora
en el castro fueron puestos al descubierto los restos
de diversas construcciones. Entre ellas hay varias viviendas y lo que se supone que es un depósito
de cereales. En las excavaciones se
encontraron también numerosos
fragmentos de cerámica, algunas piezas
de orfebrería y utensilios de piedra
(molinos de mano, bruñidores, piedras de afilar y fusayolas). Los investigadores identificaron
dos niveles arqueológicos distintos, correspondientes a diferentes
ocupaciones que fueron datadas provisionalmente entre el siglo IV y
el siglo I a.d.C. Hasta el momento no se
descubrió ningún elemento arqueológico
relacionado con la cultura romana,
por lo que se cree que el poblado pudo haber sido abandonado ya antes de la romanización del noroeste
ibérico.
Los vestigios de estructuras constructivas desenterrados en
las excavaciones fueron consolidados para garantizar su conservación. Los
responsables del Ecomuseo de Arxeriz ya abrieron el yacimiento arqueológico a
las visitas turísticas. Su intención es mostrar a los visitantes todos los
restos de las antiguas edificaciones del castro a medida que vayan avanzando las
excavaciones.
Los orígenes del castro de Arxeriz se encuadran en la
civilización castreña que se desarrolló en el noroeste de la Península Ibérica en
la Edad del Hierro, en los siglos que precedieron a la colonización romana. El
área de expansión de la cultura castreña abarca principalmente los territorios
de Galicia y el norte de Portugal. En el territorio gallego se conocen centenares
de asentamientos de esa época, que solo en una pequeña medida fueron objeto de investigaciones
arqueológicas. En Galicia son especialmente notables los castros de Santa Trega, Baroña y Viladonga (situado este último junto a un importante museo). En Portugal, donde se conservan muchos monumentos de ese período, es
particularmente conocida la citania de Briteiros.